El 20 de junio del año 2000, Pablo Rey y Anna Callau partieron de Barcelona para dar la vuelta al mundo en 4 años en una furgoneta 4×4. Doce años más tarde y después de recorrer África de norte a sur y América de sur a norte, todavía viven en la ruta.
La vuelta al mundo en 10 años: Por el mal camino, cuenta la historia de los seis meses más difíciles de los últimos 12 años de vuelta al mundo: el cruce por Sudán, Etiopía y Kenia.
- ¿Quieres ir a África? Vas a África. ¿Quieres romper con tu vida rutinaria? ¿Vas a romper con tu vida rutinaria? ¿Quieres vivir la aventura de tu vida? Vas a vivir algo inolvidable. Te lo aseguro. Después no digas que no lo pediste.
En sus páginas hay mucha ruta de la buena y ruta de la mala. Con playas espectaculares, encuentros con desconocidos, animales salvajes y tribus en lugares inolvidables. Y robos, persecuciones armadas, averías en medio del desierto del Sahara, comisarías, Kalashnikovs, escapadas de la policía, inundaciones, algún cruce ilegal de fronteras, sexo, religión, violencia y otras cosas que no tendrían que haber sucedido.
La vuelta al mundo en 10 años: Por el mal camino, es la mala ruta, la más cruda, ese sitio donde tienes que estar preparado para que te ocurra lo inesperado
Tomamos este camino para evitar el convoy militar obligatorio entre Moyale y Marsabit, atacado esporádicamente por los shiftas somalíes. Los mismos que desde hace décadas se dedican a secuestrar extranjeros y asaltar autobuses en nombre de algún Señor de la Guerra. Bandidos, sí, pero gente normal a pesar de los tiros. Personas con amigos, sentimientos, alegrías y tristezas que practican con devoción una tradición ancestral que llega hasta nosotros desde los primeros días del hombre: matarse los unos a los otros.
Dentro de pocas horas, nos vamos a arrepentir.
Y hay información. Datos sobre cruces de frontera y lugares lejanos que vale la pena conocer como el desierto del Sahara oriental, Nubia, Jartum, Gondar, Lalibela, Addis Abeba, el valle de Omo, Nairobi, Masai Mara, el Océano Índico y la vida en esas aldeas perdidas donde nunca deberías tener problemas de motor.
- Tú, ¿qué tribu? pregunta mama Taiba.
- ¿Yo? Yo soy de dos tribus. Espani y Argenti.
- Espani, Argenti se queda pensando la abuela. Y eructa, como si eructar fuera el acento a un hallazgo. Se puede pertenecer a más de una tribu.