Vicor, Espigar, Pardos, Amantes, la Virgen..., nombres de sierras poco conocidas y, sin embargo, espectaculares y fecundas. Su rudeza, su carácter mediterráneo, sus caprichosas formas debidas a la erosión o sus particularidades botánicas son sólo algunas de las aporaciones naturales de la Comunidad de Calatayud. Entre estas serranías, el río Jalón y sus afluentes Ribota, Piedra, Mesa, Manubles o Perejiles ofrecen vegas, sotos, hoces, remansos, rápidos y cascadas, en lo que es una suma de ecosistemas de especial interés y riqueza, además de parajes de una inusual belleza y aguas, en muchos casos, con propiedades curativas. Quedan las parameras, las dehesas y los tollos esteparios para configurar una de las representaciones medioambientales más completas del Sistema Ibérico. Surge así una Comunidad de Calatayud, extensa y de enorme transcendencia cultural, que se descubre como una de las reservas naturales de la Comunidad aragonesa.