Transparencia y sentido común por Darío Rodríguez
DESDE siempre, montañeros, alpinistas, escaladores
han sido los máximos defensores de los espacios naturales. Precisamente porque estos espacios suponen mucho más que un simple espacio deportivo. La montaña, la naturaleza, es un lugar sagrado que queremos conservar lo más virgen posible pues a través de él vivimos unas experiencias y adquirimos unos valores no exclusivamente deportivos que no tienen sentido fuera de ellos, y también hacemos realidad nuestro estilo de vida.
Solo conociendo esta preocupación se pueden entender los debates que tienen lugar entre los defensores de las distintas visiones de la escalada. Estos debates que en un ámbito interno, entre nosotros, resultan interesantes y enriquecedores, son peligrosísimos cuando trascienden fuera de nuestro entorno. Desgraciadamente es lo que está ocurriendo: debates entre distintas formas de practicar la escalada, que muestran hasta qué punto nos preocupamos del impacto (a todas luces mínimo si los comparamos con los verdaderos y graves problemas medioambientales), se convierten en manos de la Administración en reglamentaciones y leyes, en demasiadas ocasiones sin respaldo científico de ningún tipo, que conllevan prohibiciones para la práctica de nuestro deporte. Estamos ante el problema más grave al que nos toca enfrentarnos (no solo escaladores, sino también excursionistas, senderistas...): el cierre de los espacios naturales donde tradicionalmente desarrollamos nuestra actividad.
Montserrat, dos años sin nuevas rutas
Lluís Baciero (técnico de Montserrat y uno de los responsables directos de la regulación de escalada en el Parque), desgraciadamente fallecido en 2012 cuando revisaba una pared víctima un ataque talibán del desequipamiento, lo explicaba con sencillez: Establecer una prohibición sin ningún elemento objetivo no es de sentido común. También es de sentido común que los escaladores respeten la normativa. Si decidimos acotar una zona por nidificación, es por nidificación, e intentamos minimizarla al máximo. Todos tienen que dialogar y también comprender, comprenderse. Los escaladores también deben comprometerse. Un escalador es alguien que conoce el medio donde practica su actividad, lo respeta, lo entiende, se informa. Resumiendo: sentido común. xxx Montserrat acaba de decretar una contundente moratoria de dos años en el equipamiento y apertura de rutas de escalada. Ojalá el órgano gestor haya heredado las premisas de Lluís: transparencia y sentido común.