AA.VV
El País de los Pirineos, el único estado pirenaico, se estira en valles apretados, encajonados entre los contrafuertes montañosos, y delimitado con determinación por la muga que lo rodea. El contraste
está servido en este pequeño territorio en el que conviven modernidad y tradición: las ciudades cosmopolitas, plenas de escaparates atractivos y de colores brillantes, rozan con sus haces de luz la
oscuridad y el silencio de las callejuelas que unos kilómteros más arriba configuran los núcleos rurales que se adormecen acunados por una naturaleza desbordante, salvaje y de una belleza hipnotizante.
Andorra exige que la descubramos.