AA.VV
El sol se deleita cada día cuando recorre este gran valle aupado a los mil metros de altitud. La Cerdanya brilla animada por los rayos que se refl ejan en los estanys del norte y rebotan en las sierras ariscas del sur. El ser humano se empeñó en dividirla con fronteras que nunca fueron una realidad. Puigcerdà, Martinet, Alp, Mont-Lluís, Font-romeu, Llívia... todas ellas y muchas más forman una unidad territorial y humana, comparten costumbres y hábitos, clima y paisaje sin igual, turismo de nieve y sol. Los pastos, ricos y repletos de fl ores, nos hablan de un pasado agropecuario y ganadero que aún encuentra su eco en algunos puntos custodiados por altas montañas.