Hace algunos miles de años, el mundo albergaba una inmensa variedad de grandes mamíferos. Desde mamuts lanudos y tigres dientes de sable hasta perezosos terrestres gigantes y armadillos del tamaño de automóviles, estas espectaculares criaturas deambulaban libremente. Luego llegaron los seres humanos. Devorando su camino hacia abajo en la cadena alimenticia a medida que se extendían por el planeta, comenzaron un proceso de extinción voraz que ha continuado hasta el presente.
Los titulares de hoy son la amenaza existencial que enfrentan los animales grandes restantes, como los rinocerontes y los pandas. Pero la devastación convocada por los humanos se extiende a reinos más humildes de criaturas, incluidos escarabajos, murciélagos y mariposas. Los investigadores generalmente están de acuerdo en que la tasa de extinción actual es nada menos que catastrófica. Actualmente la tierra está perdiendo unas cien especies cada día.
Esta implacable extinción, sostiene Ashley Dawson en un manual que combina un amplio alcance con una precisión elegante, es el producto de un ataque global a los bienes comunes, el gran tesoro de aire, agua, plantas y criaturas, así como formas culturales creadas colectivamente como lengua, que han sido consideradas tradicionalmente como herencia de la humanidad en su conjunto.
Este ataque tiene su génesis en la necesidad de que el capital se expanda implacablemente en todas las esferas de la vida. La extinción, argumenta Dawson, no puede entenderse aisladamente de una crítica de nuestro sistema económico. Para lograr esto, necesitamos traspasar los límites entre la ciencia, el ambientalismo y la política radical. Extinction: A Radical History realiza esta tarea con brío y brillantez.
