He aquí un viaje por libros y lugares. ¿Un viaje? Sí, en efecto, un viaje arbitrario a través de la escritura acaso para descubrir que mi lugar de llegada no es otro que mi punto de partida. Estoy convencido de que el viaje es destino o no es. El viaje en verdad nos elige, o sea, nadie puede «elegir» su destino. Sólo la fidelidad a él, esa especial y cariñosa voluntad de doma, nos está permitida. Y, porque sólo deseo contarles un viaje por tres países, digo que el destino, mi libro, está en sus manos. ¡Siga leyendo!