Chantal Mauduit tenía treinta y cuatro años cuando murió sepultada por un alud durante un vivac a 6.500 metros en el Dhaulagiri. En aquel momento contaba ya con un currículum selecto: había ascendido numerosas vías de dificultad en los Alpes y en los Andes y había coronado seis ochomiles, todos sin oxígeno y en estilo alpino. Vivir en el paraíso se publica hoy por primera vez en España. En él la autora narra sus ascensiones y viajes en el Himalaya, Patagonia, Marruecos o en la Antártida, llenos de vivencias y de emociones privilegiadas. Cuando las condiciones se revelan extremas, Chantal habla a sus pies. Cuando en una plataforma a cinco mil metros de altitud se cruza con otra expedición, no duda en disfrutar de la fiesta y en bailar durante toda la noche. Escalando recita, a modo de mantras, poemas de Rilke o de Neruda. Hasta los siete mil metros escucha rock, jazz, fado o música barroca. Por encima de los ocho mil, sólo El Mesías de Haendel. "Soy como todo el mundo", declaró una vez en el curso de una entrevista periodística, "persigo la felicidad. Y la montaña responde a mi búsqueda". Esa felicidad que irradiaba Chantal, entretejida con la poesía y la música, con el esplendor de las altas cimas, y con el calor del esfuerzo humano y de la amistad, es lo que late en el corazón de su prosa inteligente, sensible y profunda.
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